De origen volcánico, en su mayoría basáltica, está declarada reserva natural. En su prolongación hay dos islotes: el islote de Cevada y el islote de Ponta de San Lorenzo.
El clima semiárido y la exposición a los vientos del norte determinan el desarrollo de la vegetación rastrera y ausencia de árboles, por lo que se diferencia del resto de la isla.
La ruta está perfectamente acondicionada y señalizada y gran parte del recorrido cuenta con barandillas de protección.
Durante su recorrido se pueden ver formas volcánicas impresionantes, que no te dejan indiferente.
La senda no tiene demasiado desnivel, excepto en el tramo final del recorrido, donde se asciende una ligera colina.
Antes de iniciar la subida a la colina por unos escalones tallados en la roca, nos encontramos con un edificio, la casa de la sardina ,nombre de la familia de los ex propietarios, donde hay un equipo de vigilantes de la naturaleza del servicio del Parque Natural de Madeira, responsable de la vigilancia de esta área.
El punto final de la ruta es la cima del Pico Furado desde donde tenemos unas vistas impresionantes.
Al norte, en la lejanía, podremos divisar las Islas Desertas.
