Acceso
Por la carretera A-320, de Mancha Real a Jimena, nos desviamos por un carril que sale a mano derecha, pasado el cruce de Torres, a la altura del km 17 y donde hay un cartel informativo del Parque natural de Sierra Mágina. Continuamos 5 km por este carril hasta el cortijo de las Pilas o Tislas el cual reconoceremos porque se encuentra al final de la llanura, justo antes de comenzar los montes que se ven tras ésta. Se trata de un cortijo grande y rodeado de árboles (pinos, cipreses y algún abeto) que lo diferencian de los alrededores. Desde el cortijo iremos por la falda del cerro del Morrón unos 500 m siguiendo el limite entre el pinar y el olivar hasta que nos encontremos con un pasillo o canal que queda entre dos paredes. Subiremos por ella hasta la zona donde más se estrecha y poco más arriba, en la pared de la derecha encontraremos la entrada de la cueva.
Descripción
La cueva del Morrón está situada sobre el cerro del mismo nombre, en las estribaciones del cerro Aznaitín. Es una cueva pequeña y de fácil acceso, por lo que no hacen falta materiales específicos de espeleología, y sólo con material de iluminación podemos acceder a ella. No obstante su importancia radica en las pinturas prehistóricas que podemos encontrar en ella, que hacen que sea considerada como “El único gran santuario rupestre de época paleolítica situado en el Alto Guadalquivir”. Estas pinturas son las más antiguas de la provincia y representan a dos cabras dibujadas en la roca; una de color rojo y otra de color negro.
La cavidad, desarrollada hacia el suroeste ,abre su boca de pequeñas dimensiones a nivel del suelo dando paso a una salita de dos metros de diámetro, a continuación una gatera descendente desemboca, tras bajar por una inclinada rampa, en la sala principal de aproximadamente 34 m. de longitud por 25 m. de anchura. A la izquierda, según
penetramos en la cavidad, unos resaltes llevan a la entrada de una galería de escaso recorrido; y a la derecha, un tubo en chimenea sube hasta una pequeña sala colgada. El suelo de la mitad de la cueva más separada de la luz, está sembrado de grandes bloques clásticos que elevaron la altura del techo, máxima en este lugar. En algunas partes de la cueva, las paredes han sido recubiertas de humo producido por hogueras encendidas en
el interior y los precarios sistemas de iluminación empleados por los visitantes.
Al fondo, en la zona más alejada de la boca, se halla otra sala más pequeña, que se comunica con la anterior por dos huecos. Las pinturas se encuentran en esta salita, a unos 0,85 m del suelo, en un alisamiento del techo. La pared de separación de ambas salas está formada por la acumulación de diversos desprendimientos. La sala principal de la cueva tiene forma casi circular, formando el techo en su centro como una gran cúpula. Todo el techo estuvo sorteado por un gran número de estalactitas hoy en su totalidad mutiladas por los visitantes.
Fuentes: "Las pinturas rupestres paleolíticas de la cueva del Morrón"
Manuel Gabriel Lopez Payer y Miguel Soria Lerma
"La cueva del Morrón" Jose Luis Sanchidrian Torti.